martes, 2 de diciembre de 2008

El conejo tiene miedo de desaparecer

A M.

Cuando vi la inmensidad del mar en tus ojos, se inundaron los míos. Tu adiós intermitente es sal y aliento que poco a poco detona mis poros: la sal que teje los hilos de los recuerdos, el aliento que susurra la incertidumbre, nuestros nombres suspendidos… Y yo sólo encuentro unos pasos lentos en la arena, la calma que ardía en nuestras bocas, un cielo tan azul y tan ligero que nos permitió posarlo; tu y yo, agazapados en el fondo, en un silencio que hoy revienta como ola para descubrir las erosiones que ha dejado la sal, para llamarte ausencia.

sábado, 1 de noviembre de 2008

***

Le atravesó el camino, sus ojos estaban absortos en el polvo, en cada una de las piedras que contaba desde la ventana; el camión paró y tuvo un momento para levantar la cuchara sin mango, los tres últimos cigarros que estaban en el piso inertes ya en sus colillas: sólo hacía falta murmurar un nombre y exhalar la bocanada final.

Se miro desde las orillas, era apenas un delirio que estaba aspirando en sus propios límites:

La cuchara

Las colillas

Las piedras que le despiertan.

Abrió los ojos y siguió contando las pérdidas.

sábado, 25 de octubre de 2008

Conejo vacío


Nota: Conejo vacío es ya un texto viejito (bueno no tanto), pero debe estar aquí por que es el símbolo de lo que me ha hecho seguir un conejo llamado Levrero, es también un agradecimiento a todas las bondades que vienen a partir de él, es tan significativo que como ven el blog lleva este nombre.


Conejo vacío


Hoy tuve un sueño que me pareció importante grabar en la memoria, pero poco después del despertar ya me fue imposible recordarlo.
El discurso vacío, Mario Levrero.

Cuando, al cabo de muchos años, Evaristo el plomero logró atrapar un conejo, se llevó una profunda desilusión. Le había tocado un conejo vacío, sin mecanismos de relojería como los que soñaba y sin ninguna otra cosa en su interior.
Caza de conejos, Mario Levrero.



No puedes despertar: tus ojos, tu cuerpo son tan pesados como la tierra que cae en las fosas de los cementerios (siempre has pensado que esa tierra es la que más derrumba), estas en un tiempo suspendido que pisa los terrenos del sueño y la realidad cotidiana de los gritos de los vecinos en la calle, los que parecen estar junto a tus oídos, no sólo crees que debes seguir durmiendo, la cabeza, Morfeo o cualquiera que sea el controlador de los sueños dicta una orden: debes seguir durmiendo. Los lapsos de vida inconsciente son más productivos, construiste todo un análisis literario sobre…sobre…no lo recuerdas, no puedes recuperar el texto de tu semisueño, pero sabes que has escrito – pensado- algo muy bueno, te sentías altamente complacida, incluso sorprendida por la claridad de las ideas que habías desarrollado, ahora el sueño te ha robado el tiempo, el tiempo para Levrero, el tiempo en el que talvez realizaste el mejor estudio sobre su obra, sin la certeza de un qué, pero indudablemente exhaustivo en los detalles, las fuerzas, las debilidades de la narración, de tal modo no cabría esta incertidumbre latente, incontenible y también abominable que da la posibilidad de haber escrito cualquier otra cosa totalmente ajena, nunca podrás saberlo. Ahora con los ojos abiertos sólo tienes menos horas de lectura para un análisis “consciente” y probablemente lleno de huecos, quizá igual de alejado de lo real…eso ya es irremediable, sin embargo, piensas por un instante, uno de esos pocos instantes certeros y de absoluto despecho, que cuando encuentres el discurso de tus sueños - y yo le aconsejaría que no saliera desprotegido a la calle, al insomnio, y cualquier lugar donde ustedes pudieran cruzar miradas- lo secuestrarás, lo torturarás hasta que la sangre se convierta en palabras y tal vez, sólo tal vez si te encuentra en un día de mal humor, lo asesines.


Re-construcción

Re-construcción


Si yo pudiera morder la tierra toda y sentirl el sabor sería más feliz por un momento... Pero no siempre quiero ser feliz es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural... No todo es días de sol y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Fernando Pessoa


Hastío de escuchar las horas sólidas, de adivinar los rostros desdibujados que crecen como raíces frente a ti, de no tener más remedio que hacerlo.

Abrir los ojos y encontrarme frente a tu mirada de verdades y bagatelas, un pequeño rayo se extravía por la hendidura de dioses muertos y me vuelca al vacío.

Habrá que entender que quiero ser natural, tomar la píldora o minarme en la piedra, y mientras esperar que el poeta cumpla la promesa de la luz tenue. No puedo dormirme en el sueño de morder la tierra, la desdicha son los pasos hacia la manzana gigante.

jueves, 16 de octubre de 2008

yo soy Boecio autor de "la consolacion de la filosofia", y es mi conviccion que la historia es una rueda, "la inconstancia es mi escencia "dice la rueda, "elevate conmigo si asi lo quieres, pero no te quejes cuando vuelvas a caer en las profundidades, "los buenos tiempos se van, pero tambien los malos", la mutabilidad es nuestra tragedia, pero tambien nuestra esperanza", "las mejores epocas, como las perores siempre se iran"

Parece que la muerte resulta irreparable, o al menos cuando su palabra se convierte en un hecho insolente y advertido, ayer volví a descubrir porque amo tanto la literatura, la muerte había tirado sin ningún titubeo y desplomado a su víctima, y como un artilugio, de los escombros se ha levantado el poema.

Tal vez sólo sean transformaciones. Nacer o morir, infinitivos que se vuelven cotidianos en todas las bocas, navegan incógnitos entre el dulce y la nieve, sólo hace falta ver los rostros encogidos o la sonrisa para determinar adecuadamente la noticia…Los dos en el mismo precipicio, siempre con deseos de volver a la tierra, la rueda va a girar y habremos de estar en todos lados.

He querido engañarme, perdonar todo y resistir aún los llanos a los que he quedado ciega, resulta que al nacer no todos tenemos cuna. Quería hablar de él y he tenido que mencionar la muerte, ella siempre repite que ver la luz ha sido mi primer trauma, ahora estoy abajo y he vuelto a repetirme. No todo es igual, estoy dispuesta a cambiar los reflejos, he visto los huecos que dejaron las balas, tuétanos desiertos porque no te recuerdo, porque no estuviste, porque por eso sólo puedo decir esto de ti.

Un hombre salva la dignidad de otro con la única fuerza que le confieren las palabras, yo tengo esa fe retorcida y quiero ser su cómplice.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Paseo en tren

Siempre tuvo que resignarse a muchas cosas, a pesar del llanto nunca estaría en la ciudad que le prometieron ¿o qué ella se prometio a sí misma?

De nuevo en el parque, el mismo sueter morado, pero ahora Calamaro en sus oídos.

Todo oscureció, las luces se hicieron tan azules que el cielo no le cabía en sus botas, ella sonreía: le sonreía a él, a ellas, a la imposibilidad que se había quedado sin nombre.

Un día decidió que lo vería y todo el deseo se consumo cuando lo soñó, cuando el tren llegó y cantó descaradamente, no la miró a los ojos, pero se detuvo un instante para que ella subiera.